Las aguas, tenian 7° C; de temperatura, son mui cristalinas i proceden de aquella hermosa cascada que he mencionado al dar algunos detalles de la cúspide del Calbuco. Hija mía, ya que el señor Cruchot responde del éxito, déjale que arregle este asunto. El olvido más completo de su hija parecía estar grabado en su blanca frente y en sus apretados labios, sin que se conmoviese lo más mínimo al ver las lágrimas que sus vagas respuestas hacían correr a lo largo del lívido rostro de su pobre mujer. Sobre todo de aquellas rosadas o claritas, ya que son las más propensas a sufrir quemaduras solares y, por tanto, a acabar generando carcinomas en su piel. Como existe comunidad de bienes entre usted y su mujer, tendría usted que rendir cuentas a Eugenia, y su hija tendría derecho a reclamar el reparto, de su fortuna y a hacer que se vendiese Froidfond. Maese Cruchot se presentó en casa del avaro muy temprano, y lo encontró sentado en el banco, con la espalda apoyada en la pared y ocupado en contemplar a su hija En una palabra, que la hija heredaría a la madre, cuyos bienes no pueden pasar de ningún modo a las manos de usted. Las opciones para la elaboración de este postre, son muchísimas.
Eugenia cesó de comer. ¿Por qué mandarlo a las Indias? A algunos pasos de la casa, Eugenia se anticipó a su padre y le esperó en la puerta después de haber llamado. Pero se complació en justificar la locura de su hija participando de ella. Si no conoces a tu tío, ¿por qué lloras? Sí, hija mía, eso sería muy natural: pero tu padre tiene sus razones, y nosotros debemos respetarlas. ¿Por qué huelen tanto las trufas y setas secas? A decir verdad, la vida de las célebres hermanas húngaras, pegadas una a otra por un error de la naturaleza, no fue más íntima que la de Eugenia y la de su madre, las cuales estaban siempre juntas en el alféizar de aquella ventana, juntas en la iglesia y respirando siempre la misma atmósfera. La señora Grandet, al ver que su hija palidecía, abrió la ventana y la hizo respirar el aire libre. Esta emoción nerviosa en una naturaleza tan tranquila Y fría hasta entonces en apariencia, llamó la atención de la señora Grandet la cual miró a su hija con esa intuición simpática de que están dotadas las madres para el objeto de su ternura, y lo adivinó todo
Contamos con un equipo de expertos que busca constantemente productos nuevos e interesantes. Cuando su fiel Nanón iba al mercado, algunas pullas y algunas quejas contra su amo llegaron a veces a sus oídos; pero aunque la opinión pública condenase al padre Grandet, la criada lo defendía por el orgullo de la casa. A ver si podemos llegar a los 4.000 socios, aunque sabemos cómo está la situación, y que se ilusionen con el equipo. Se prohíbe expresamente su utilización con fines comerciales o para su distribución, comunicación pública, transformación o descompilación. En fin, Grandet, usted hará lo que le parezca. Aunque estas trufas de licor de café son perfectas para la sobremesa, se pueden ser útil como postre o en disfrutarlas en cualquier otro instante del día. Su tienda es modesta, él mismo envuelve los paquetes y los serigrafía después del proceso de transformación en tabletas, bombones o famosas trufas de diferentes rellenos. La decoración del local y la calidez que desprende hacen de él un lugar idóneo para desayunar con tranquilidad en el mejor ambiente El espectáculo de esta transformación operado por los sufrimientos que iban consumiendo a aquella santa mujer, impresionaba, aunque débilmente, al antiguo tonelero, cuyo carácter se había vuelto de hierro.
No obstante, en cuanto salimos fuera a husmear qué se cuece en modernos pabellones allende el aeropuerto, un mundo de grandes chefs, soberbios proveedores y picos de oro en esto del yantar han llamado nuestra atención festivalera. Respecto a ti, señorita Eugenia, si es por ese petimetre por quien lloras, te advierto que no quiero ver más que te interesas por él, pues partirá a toda prisa para las Indias, y no lo verás más. preguntó Eugenia echando al café sus dos terrones de azúcar, que pesaban no sé cuántos gramos y que su padre se entretenía en cortar en sus ratos de ocio. exclamó Grandet en el momento en que Cruchot le metía el periódico por los ojos diciéndole: «¡ ¿Qué desea usted, señorita? A fe mía que será la cosa más fácil -dijo Franz-, pues paréceme que tengo alas de águila, capaces de dar la vuelta al mundo en veinticuatro horas. Las trufas de chocolate caseras son de esos bocados que tienden que gustar a todo el mundo. Pues él duerme como si fuera el rey de la tierra, dijo Nanón con triste acento
El avaro había escogido para dar este paseo el momento en que Eugenia se peinaba, y, cuando llegaba debajo del nogal, se escondía detrás del tronco y permanecía allí algunos instantes contemplando los largos cabellos de Eugenia y dudando entre los pensamientos que le sugería la tenacidad de su carácter y el deseo de abrazar a su hija. Esposo mío, te doy las gracias por el interes que te tomas por mi salud, le respondía cuando Grandet le interrogaba acerca de su estado. Pero si quieres aliviarme los dolores y hacer menos amargos mis últimos momentos, haz las paces con tu hija y muéstrate buen cristiano, buen esposo y buen padre. Las palabras de aquella mujer eran siempre santas y cristianas. Yo las hice para llevar a casa de mi suegra el sábado pasado y gustaron bastante. En este territorio, donde viven mamíferos y roedores varios, el deambular de estos animalitos permite diseminar las esporas de la trufa negra para, de esta forma, ampliar su ámbito de producción. Al oír estas palabras, Grandet se sentaba a los pies de la cama y obraba como hombre que, viendo venir un aguacero, procura atecharse tranquilamente, y ya en esta situación, escuchaba tranquilamente a su mujer y no respondía nada